lunes, 24 de agosto de 2009

Entre esta dimensión y la otra

para acompañar el cuento (aunque no es precisamente la que quería)

Nunca me caractericé por tener la mejor memoria, ni por recordar detalles y cosas así, aunque en el momento sí los notaba. Recuerdo cuando nos conocimos, pero no lo primero que nos dijimos, la mayoría de las veces solías saber la sucesión de las cosas mejor que yo y me molestaba mucho recordar algo con mucha certeza para que al final no hubiera pasado así. Hasta que un día sonó el teléfono.

Llevaba tiempo hablando y tú ya estabas aburrido, me molestaste un rato y después cesaste. Sueles dormirte en lugares poco comunes si te acurrucas, así que esta vez no fue la excepción, llevaba tiempo pellizcándote el cuello y casi no había luz. Murmurabas algo que no lograba entender, ya sabes, no puedo hablar por teléfono y escucharte al mismo tiempo, de todas maneras dormías muy normalmente. Colgué, te miré y sacudí mis rodillas para despertarte, pero no despertabas, te sacudí más fuerte, pero no despertabas, levanté tu torso para sentarte, mientras te sacudía, pero te desvaneciste sin despertar. Yo gritaba “¡Despiértate, no te hagas el dormido!”, reías como ya lo habías hecho antes (seguías dormido), y así fue cuando caí en la cuenta de que algo no estaba bien, nunca creí que fuera a estar tan mal.

Por fin abriste los ojos y me miraste con desconcierto, permanecías acostado en el suelo con la cara toda roja. Silencio. “¿Qué pasó?”, “Te quedaste dormido”, contesté sonriente. Empecé la rutina de explicaciones del inconsciente, que la mayoría de las veces lo encontraba muy entretenido, hasta el momento en que preguntaste “¿Dónde estamos?”… Nunca me lo hubiera esperado, nunca había pasado, aún no pensaba lo peor hasta que más preguntas surgieron de tu boca: “¿Qué día es hoy?”, “¿Qué pasó hoy?, ¿Qué pasó ayer?”. No recordabas absolutamente nada. Yo también me quedé en blanco y tuve miedo de que me hubieras olvidado a mí también (¿Por qué?).

Nos fuimos a sentar a la cocina mientras trataba de explicarte lo sucedido, pero parecía que no me escuchabas, era como si hubieras viajado en el tiempo o cambiado tan bruscamente de dimensión que el colapso te causó amnesia, no tengo alguna explicación "coerente", pero ya sé que con nosotros dos las cosas no son "coerentes". Hablaste de lo que sentías y de lo que habías olvidado, no sabía qué hacer.

Desde ese día, cada mañana, al despertar, nos miramos a los ojos y yo te cuento la jornada anterior, te quedas muy callado, como aquella vez que parecías no escuchar, volando en otra dimensión. Tal vez debería grabar las cosas, escribirlas y entregártelas como un periódico, pero es mejor así, jamás olvidaré.

domingo, 16 de agosto de 2009

olvido

Aveces no recordamos quiénes somos, pero más bien no sabemos quienes somos por completo, de vez en cuando estas cosas nos dejan llevar [<>=yo]. Hoy me doy cuenta de que cuesta trabajo ser como soy, cuesta trabajo dejarme ir por la nueva yo y la vieja yo se deja mostrar muy fácilmente y es porque no se ha ido del todo.
Olvido que tengo voz y me funciona bien, y en vez, me callo y miro al suelo mientras lloro. Después de dejar salir chillidos reprimidos todos se siente mejor [aunque ya modifiqué la bonita atmósfera de buen humor y me siento un poco culpable]. Y sí es cierto, soy una nerviosa semi-histérica/obsesiva, pero al parecer puedo convivir con esa parte, mientras no se entrometa mucho.
Por otra parte hay cosas que pasan y que se dicen y ya no hay más que hacer, auqnue las intenciones siempre vayan por otra parte.

En fin, hoy me siento en otra dimensión.


una nota: "Never get so attached to a poem, you forget that truth lacks lyricism. Never drwa so close to the heat, you forget that you must eat."